El farmacéutico, cualquiera
que sea la modalidad de su ejercicio profesional, desempeña unas actividades
que es preciso orientar éticamente, la Deontología Farmacéutica es el conjunto
de principios y reglas éticas que han de inspirar y guiar la conducta
profesional del farmacéutico.
Entre las conductas
profesionales, muchas veces los farmacéuticos se enfrentan a, dilemas éticos en
los que debe usar su juicio profesional para decidir la acción más apropiada,
ante cualquiera de los asuntos debe ser capaz de justificar sus decisiones ante
sus colegas y ante cualquier persona que se vea afectada por las mismas,
basados en unos principios y obligaciones éticas y morales, en sus relaciones
con los usuarios de establecimientos de farmacia, con otros profesionales de la
salud y con la sociedad, ya que su rol más importante es el de ayudar a las
personas a hacer el mejor uso de los medicamentos.
El farmacéutico, para
contribuir a la mejora de la salud, a la prevención y al diagnóstico de la
enfermedad y el uso racional de los medicamentos, se debe comprometer a
cumplir los principios éticos mínimos en que debe basarse su actuación
profesional y las responsabilidades y obligaciones que contrae en el ejercicio
de la misma. En su ejercicio
profesional, debe hacer prevalecer en el momento de la dispensación de
medicamentos el estricto cumplimiento de las normas legislativas vigentes
y adoptar un comportamiento ético en todas sus actividades, y debe adoptar la más exigente actitud ética,
incluso cuando no le sea solicitada ni requerida, en todo los procesos
inherentes a su actividad profesional en la dispensación y manejo de
medicamentos, así como en todas las facetas de su ejercicio profesional.
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